Un país que sigue desgarrado por la desigualdad racial aún no ha cumplido su sueño. Con ese mensaje volvieron a marchar este sábado miles de personas en el National Mall de Washington.
Aquel sueño era el del reverendo Martin Luther King, de cuyo discurso “I have a dream” se cumplen 60 años.
Seis décadas después, el movimiento por los derechos civiles sigue luchando contra el racismo y la brutalidad policial. Y la hija de Luther King cree que nunca dejará de hacerlo.
“Vivimos en una época en la que hay una generación más joven que cree que la generación de mi padre y los que vinimos después no hicimos lo suficiente. La libertad nunca se gana de verdad. Se gana y se gana en cada generación. La respuesta es la persistencia”, ha dicho Bernice King.
Los manifestantes criticaron las maniobras en varios estados republicanos para lastrar el voto de las minorías, dificultando por ejemplo la votación por correo o modificando el mapa electoral para que los distritos de mayoría negra tengan menos peso.
Arremetieron además contra los atentados del supremacismo blanco y la violencia policial hacia los afroamericanos, tres años después del asesinato de George Floyd a manos de policías blancos, un suceso que desencadenó las mayores protestas raciales en décadas.
También hubo llamamientos a erradicar la pobreza, que afecta especialmente a la población afroamericana, así como reivindicaciones a favor de los migrantes y del colectivo LGTBI.
La manifestación comenzó con los discursos de activistas y políticos en la escalinata del Monumento a Abraham Lincoln, en el mismo lugar donde 250.000 personas se congregaron en 1963 para lo que todavía se considera una de las mayores y más importantes manifestaciones por la justicia y la igualdad racial de la historia de Estados Unidos.
La manifestación arrancó con una serie de parlamentos de activistas y políticos en la escalinata del Monumento a Abraham Lincoln, mismo lugar donde Luther King pronunció sus palabras el 28 de agosto de 1963, para luego recorrer parte de la capital estadounidense.
La concentración estuvo encabezada por la familia de Luther King. Su hijo mayor, Martin Luther King III, confesó ante la multitud estar “muy preocupado” dado que Estados Unidos está “retrocediendo en lugar de avanzar”.
“Tenemos que defender el derecho al voto para todos. Tenemos que asegurar que nuestras mujeres e hijos sean tratados con igualdad. Tenemos que acabar con la violencia de las armas. Solo así podremos decir algún día que somos una gran nación”, reivindicó.
La protesta de este sábado fue convocada por la organización por los derechos civiles Red de Acción Nacional (NAN, en inglés) no para “conmemorar” el 60 aniversario de la famosa marcha, sino para “seguir buscando el sueño” de Luther King.
Los manifestantes criticaron las maniobras en varios estados republicanos para lastrar el voto de las minorías, dificultando por ejemplo la votación por correo o modificando el mapa electoral para que los distritos de mayoría negra tengan menos peso.
Arremetieron además contra los atentados del supremacismo blanco y la violencia policial hacia los afroamericanos, tres años después del asesinato de George Flouyd a manos de policías blancos, un suceso que desencadenó las mayores protestas raciales en décadas.
También hubo llamamientos a erradicar la pobreza, que afecta especialmente a la población afroamericana, así como reivindicaciones a favor de los migrantes y del colectivo LGTBI.
La Marcha en Washington por el Trabajo y la Libertad de 1963, encabezada por Luther King (1929-1968), está considerada como una de las manifestaciones más significativas de la historia de Estados Unidos y un hito en la lucha por la justicia racial.
La protesta, a la que acudieron 250.000 personas, sirvió para que el Congreso aprobara en 1964 la Ley de los Derechos Civiles que prohibió la segregación racial, así como la Ley del Derecho al Voto de 1965 que quitó los obstáculos al voto de los afroamericanos.
A los 17 años Sharon Smith participó en esa manifestación junto a otros compañeros del instituto y hoy, que tiene 76, no quiso perderse el 60 aniversario.
“Ese día fue increíble, había mucha gente. Todo el mundo estaba allí por na razón: queríamos ver un cambio en Estados Unidos. Ha habido algunos cambios pero no todos los que necesitamos”, explicó a EFE esta mujer afroamericana, residente en Kentucky.
Con una camiseta de Luther King, Smith reivindicó que “todavía queda mucho trabajo por hacer” y pidió que los policías sean “educados y reentrenados”.
Asimismo, advirtió de los riesgos que corre la democracia, como el que a su juicio representa el expresidente Donald Trump, quien intentó “revertir” las elecciones que perdió en 2020.
Hamitlon Brooks, un joven afroamericano de 24 años residente en Virginia, también opinó que “la amenaza contra la democracia es muy real” dado que varios estados están “aprobando leyes racistas contra la población negra con la intención de evitar que voten”.
“Aunque Estados Unidos sea una democracia, eso no significa que no haya margen de mejora. Mucha gente está siendo silenciada”, dijo a EFE Brooks, miembro de la organización juvenil Generation Vote.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris, la primera mujer afroamericana en el cargo, se reunirán el lunes con la familia de Luther King para conmemorar el aniversario del “I have a dream”.
“Tengo el sueño de que algún día mis cuatro hijos vivirán en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por su carácter”, dijo ese día el reverendo, unas palabras que siguen removiendo conciencias en Estados Unidos y el resto del mundo.
Luther King, galardonado con el Nobel de la Paz, fue asesinado el 14 de abril de 1968 por un supremacista blanco en Memphis.