La autopercepción de salud, el acceso a la atención sanitaria y la morbilidad es “claramente peor” en las mujeres que en los hombres, aunque tengan mayor esperanza de vida. Viven más pero en peores condiciones. Un libro analiza el impacto de género en una veintena de patologías de la mano de 50 profesionales sanitarios que incluye un decálogo para tratar de acabar con la desigualdad en la sanidad.

Se trata del “Libro Blanco Salud y Género”, que aborda también el impacto en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, la migraña, la esclerosis múltiple, la salud mental, el TDAH, el lupus, la enfermedad renal crónica, el cáncer, la diabetes,el VIH, el dolor crónico, entre otros, para contribuir a conseguir una sanidad con perspectiva de género.

El libro fue presentado esta semana en el Congreso de los Diputados en el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora cada 8 de marzo.

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En el prólogo de la publicación, la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, ya insiste en que el infradiagnóstico, la hipermedicalización, la violencia obstétrica o el diferente impacto en la cronicidad son conceptos que “pueden significar estar a un lado o al otro de la línea que separa la salud de la enfermedad, el buen vivir del malvivir, la vida de la muerte”.

Por eso, señala que “la mirada feminista en la salud es, por tanto, vital”.

La necesidad de evaluar las diferencias

El libro, promovido por el Observatorio de Salud (OdS) y Estudio Comunicación con el apoyo de 15 compañías del sector sanitario, insiste en la necesidad de evaluar las diferencias entre mujeres y hombres, tanto biológicas como sociodemográficas, y especialmente culturales y asociadas a los roles asignados al género.

Unas diferencias que los expertos hacen hincapié en que hay que evaluar por cómo influyen en el desarrollo de enfermedades físicas y psíquicas, en el acceso al sistema sanitario y en la adherencia al tratamiento.

De ahí que el libro blanco tenga como objetivo sensibilizar sobre esa falta de equidad en salud por género, aportar información para acabar con ella.

Aspectos biológicos y sociales exclusivos de las mujeres

Asimismo, hay aspectos biológicos y sociales que exclusivamente afectan a la mujer como el embarazo, la menopausia, la dismenorrea o los efectos de la violencia machista que “requiere un abordaje amplio en sus vertientes física, psíquica y preventiva”.

La investigación tampoco está exenta de la inequidad, ya que las investigaciones que se hacen sobre muchas enfermedades se realizan sobre muestras masculinas, “por lo que los resultados, al no tener en cuenta las diferencias hormonales, genéticas y culturales, no consideran las diferencias existentes entre hombres y mujeres”.

Luz de gas

Las mujeres son cuidadoras de los demás y sufren más discriminación laboral que ellos, lo que lógicamente tiene consecuencias para la salud porque a menudo desarrollan mayores niveles de estrés. Además, son más vulnerables al denominado “gaslighting” -luz de gas- médico en patologías como las cardiovasculares.

Esta luz de gas consiste, explica el documento, en una forma de manipulación psicológica en la que se hace al individuo dudar acerca de su percepción de la realidad y su memoria.

Aplicado en el campo de la salud cardiovascular, supone restar importancia a los síntomas de los pacientes, negar la presencia de los mismos atribuyendo otras causas, como por ejemplo, psicológicas o culpabilizarle de esas molestias.

“La importancia de esta forma de abuso emocional es que, al minimizar los síntomas de las pacientes, hace que se soliciten menos exploraciones complementarias”, prosigue el libro por lo que puedan pasarse por alto enfermedades cardiovasculares “potencialmente graves”.

Medidas urgentes para una sanidad con mirada de género

Para conseguir un entorno de atención médica y una sanidad con perspectiva de género, el libro blanco incluye un decálogo de medidas urgentes:

  • Formación continua de los profesionales de la salud para sensibilizarles sobre las diferencias de género en el ámbito sanitario y saber cómo abordarlas de manera adecuada.
  • Investigación con enfoque de género, que tenga en cuenta las diferencias entre hombres y mujeres en la incidencia, diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades. Por ello, los expertos piden fomentar la participación igualitaria en los ensayos clínicos y garantizar así la eficacia y seguridad de tratamientos médicos para ambos géneros.
  • Acceso equitativo a la atención sanitaria: Asegurar que todas las personas tengan acceso a una asistencia sanitaria de calidad, con especial énfasis en el diagnóstico y abordaje de enfermedades en las que el género incide de forma especial hasta el punto de que supone una barrera para las y los pacientes.
  • Protocolos de atención sanitaria diferenciados, que reconozcan y aborden las necesidades específicas de género, que tengan en cuenta los factores biológicos, culturales y sociales.
  • Monitorización y evaluación con enfoque de género, con indicadores para medir el impacto de las políticas y prácticas en la salud de mujeres, hombres y personas de géneros diversos.
  • Promoción de la salud mental desde una perspectiva de género. Para ello los expertos apuestan por desarrollar programas, sin olvidar factores como la prevalencia de trastornos mentales, las barreras de acceso a la atención y la estigmatización asociada.
  • Prevención y detección temprana de enfermedades con barreras de género. ¿Cómo? con campañas y programas de detección temprana para enfermedades específicas.
  • Participación activa de las mujeres en la toma de decisiones en salud, tanto a nivel institucional como comunitario. El objetivo es asegurar que sus voces son escuchadas en el diseño de las políticas y programas de salud.
  • Prevención y atención de la violencia de género con protocolos en sanidad para la detección temprana y el abordaje de situaciones de maltrato con apoyo psicológico y recursos necesarios.
  • Promoción de la salud sexual y reproductiva, con la garantía de acceso a estos servicios, así como información sobre anticoncepción, maternidad, y otras cuestiones relacionadas con la salud reproductiva.

“Estas medidas buscan crear un entorno de atención médica más inclusivo, sensible y equitativo, reconociendo las diferencias de género y garantizando que todas las personas reciban la atención que necesitan”, concluye el libro.

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