La política debe saber mirar a las “generaciones futuras”, y no solo a los “plazos electorales”, ni debe ser prisionera de los “intereses de parte” y del “apoyo a los lobbies”.

Ese fue el mensaje del Papa Francisco al mundo político en su cuarta jornada en Canadá, donde se reunió con las autoridades del país, el primer ministro Justin Trudeau y la gobernadora general, Mary Simon.

En su mensaje en la capital francófona de Canadá, Francisco volvió a renovar su pedido de perdón a los pueblos originarios por la política colonialista de asimilación que practicaron las escuelas católicas durante más de un siglo en el país.

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El Papa también abordó temas como la política, la guerra, “esa insensata locura” contra la cual es necesario “calmar los extremismos de la contraposición” y, sobre todo, “no rearmarse”.

“Los grandes desafíos de hoy, como la paz, el cambio climático, los efectos de la pandemia y las migraciones internacionales comparten una constante: son globales, involucran a todos. Y si todos hablamos de la necesidad del conjunto, la política no puede permanecer prisionera de los intereses de parte”, dijo.

Para el pontífice, “es necesario saber mirar, como la sabiduría indígena enseña, a las siete generaciones futuras, no a las conveniencias inmediatas, a los plazos electorales, al apoyo de los lobbies. Y valorizar los deseos de fraternidad, justicia y paz de las jóvenes generaciones”.

“Se necesitan políticas creativas y a largo plazo, que sepan salir de los esquemas de parte para dar respuestas a los desafíos globales”, reafirmó Francisco.

Además, “hoy, frente a la insensata locura de la guerra, necesitamos una vez más calmar a los extremismos de la contraposición y curar las heridas del odio”, subrayó.

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“No necesitamos dividir al mundo en amigos y enemigos, de tomar distancia y rearmarnos hasta los dientes: no serán la carrera armamentística y las estrategias de disuasión las que traigan la paz y la seguridad”, advirtió el Papa.

“No hay necesidad de preguntarse cómo seguir la guerra, sino cómo detenerla. E impedir que los pueblos sean tomados nuevamente como rehenes por las garras de las espantosas guerras frías ampliadas”, insistió.

Francisco finalizó citando palabras de la escritora húngara Edith Bruck, sobreviviente del Holocausto, en una reciente entrevista al diario Avvenire: “Una testigo de las trágicas violencias del pasado dijo recientemente que ‘la paz tiene un secreto: no odiar nunca a nadie. Si se quiere vivir, no se debe odiar nunca'”.  

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