El presidente ruso, Vladímir Putin, llamó hoy a excluir la compra estatal de automóviles de fabricación extranjera para el uso de funcionarios, los cuales deberán comenzar a utilizar coches rusos.

“Varios ministerios y entidades solicitaron mantener las compras, especialmente de automóviles de producción extrajera. Mantener esta práctica. Respondí que hay que excluir totalmente esto y todos los funcionarios deben pasarse a automóviles nacionales”, afirmó durante una reunión con empresarios rusos.

Según Putin, “no pasará nada terrible se si trata de un transporte algo más modesto”.

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“Por el contrario, todos estos magníficos funcionarios deben comprender que es necesario aspirar a desarrollar las marcas nacionales, los automóviles nacionales y otras producciones nacionales”, aseveró.

Tras el comienzo de la guerra en Ucrania y la imposición de las sanciones occidentales, la inmensa mayoría de los fabricantes extranjeros de autos que tenían fábricas en Rusia se marchó del país, ante lo cual el sector automovilístico ruso tomó medidas para mantenerse a flote.

Apenas cuatro días después de que las tropas rusas entraran en Ucrania, Renault suspendió las actividades de sus empresas en Rusia, seguida de Volvo Trucks y Volkswagen -estas dos últimas con sendas plantas en Kaluga- y Toyota, con una fábrica en San Petersburgo.

Además, se detuvieron los suministros de piezas y las exportaciones de vehículos a Rusia, por lo que el sector automóvilístico ruso, que antes de la guerra ofrecía empleo directo o indirecto a más de 3,5 millones de rusos, se vio obligado a buscar alternativas a los recambios de marcas rusas como LADA, KAMAZ o UAZ.

Las autoridades rusas también anunciaron el relanzamiento de la marca Moskvich, retirada del mercado en 2002, y presentaron primero un “crossover” de gasolina de diseño chino y fabricado en gran parte con componentes procedentes del gigante asiático, y posteriormente un sedán que copia absolutamente al chino JAC Sehol A5 Plus. 

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