La última amenaza energética de Moscú se materializó la madrugada de este miércoles cuando, como se anunció, el suministro del Nord Stream descendió al 20% del caudal máximo.

El nuevo recorte llega tras el acuerdo en la Unión Europea (UE) sobre el plan de reducción del consumo de gas en el que participarán todos (o casi, dado el nodo de Hungría) los 27 miembros de aquí al próximo marzo.

Ahora es una partida de ajedrez, aquella entre Bruselas y Moscú, que se suma a la de las sanciones que ha puesto Occidente sobre el terreno de juego.

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El G7, de hecho, acelera los del petróleo, con el objetivo de hacer efectivo el precio máximo del oro negro para diciembre.

Desde Italia, en tanto, el Gobierno aseguró: “Pasaremos el invierno” aunque Rusia cierre completamente los grifos, gracias al almacenamiento, la diversificación y un plan nacional para contener los consumos.

Sobre el techo del precio del crudo estaba el acuerdo político de los 7 Grandes en la última cumbre de Baviera.

Las instituciones de la UE, presentes en la reunión, se alinearon con rapidez y determinación, aunque no a todo el mundo en el Viejo Continente le gusta la idea de un techo en el precio del petróleo.

Quizá por eso también el G7, como apunta una fuente cercana al dossier, decidió hacer efectiva la medida el próximo 5 de diciembre, o cuando comenzará la prohibición de importar por mar el petróleo ruso a la UE.

Para que la medida sea realmente efectiva es necesaria la máxima coordinación y la introducción de un mecanismo que prohíba el seguro de los petroleros que transporten crudo ruso si éste supera un determinado precio. En resumen, será necesaria la participación del sector privado además aquellos de los gobiernos.

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Para el Kremlin, el techo al precio del petróleo hará que los precios se disparen pero, de hecho, si la medida se hace efectiva dentro de un año, a Moscú se le cortará una cuota adicional de recursos con los que financia la guerra en Ucrania.

Ciertamente, la UE y Occidente tienen toda la intención de continuar por el camino de las sanciones, en mérito a los cuales Bruselas creó también un sitio que le permite informar eventuales violaciones, manteniendo el anonimato.

Al mismo tiempo, Europa empieza a salir de la sombra energética rusa.

Pero los gobiernos corren de Madrid a Berlín. Actualmente, la media europea transita por encima del 66%, hay que llegar a los 80 para noviembre.

El plan de emergencia incluso permite un regreso temporal al carbón y la energía nuclear: muchos apoyan la extensión del uso de este último, en Alemania, comenzando por el ministro de Finanzas, Christian Lindner.

La guerra energética, sin embargo, sigue teniendo efectos inmediatos en los precios.

En las cotizaciones de la bolsa de Amsterdam, el gas cerró a 205 euros el megavatio hora. El plan de la UE no revirtió la tendencia, un argumento más para quienes, como Italia, llevan meses pidiendo un precio tope sobre el gas.

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