En México todo indica que mientras estén en el poder la 4T y sus máximos representantes, el país entero vivirá una serie interminable de marchas y concentraciones enfocadas en mostrar la división de la población, que ha conseguido polarizar Andrés Manuel López Obrador: los chairos contra los fifís, los liberales contra los conservadores, los amlovers contra la sociedad inconforme organizada, o los seguidores de Morena contra los militantes de partidos opositores.

Pareciera que la mayor motivación de estos movimientos de personas, es la de demostrar quién tiene la fuerza, quién tiene la verdad y la razón, o quién tiene los tamaños para conservar o para hacerse del poder.

Pero en esta lucha de personas que saben estar presentes, que pueden estar presentes en esos actos multitudinarios, no cabe todo lo demás que está ausente en estos tiempos que ya duran décadas.

Anuncios

Y cuáles son los ausentes. Los ausentes son los temas que suceden, que laceran al país y que todos dejamos pasar. Temas o sucesos que dejamos pasar por desidia, por irresponsabilidad, por ignorancia, por comodidad o conveniencia, o porque es más fácil dejarse manipular por las distintas fuerzas en pugna.

Llevamos años hablando de corrupción en el gobierno: la corrupción de López Portillo, la de Peña Nieto y la corrupción de muchos funcionarios y gobernadores priistas y panistas, y, ahora, la corrupción de los honestos transformadores que no engañaban, no mentían y no robaban en el discurso, pero que en la realidad salieron igual que los anteriores. Ya no sabemos si Dos Bocas debería llamarse Bocados, por ejemplo, y como muestra de que en el terreno de la corrupción nada ha cambiado. Tristemente la corrupción es la misma, sólo cambian las siglas y los nombres.

Si tocamos el tema de la guerra contra el narco, el mayor problema se hizo patente cuando Calderón metió a los militares: constantes balaceras, muertes, asesinatos, desapariciones, cobros de piso, etcétera, etcétera, etcétera.

Y tendríamos que preguntarnos, si el narco, u otro tipo de delincuentes, están atrás de las desapariciones de personas, de las jóvenes desaparecidas, de los muchachos desaparecidos, del cementerio nacional, repartido en fosas con cadáveres y huesos que ya se hicieron viejos. Verdades ausentes en los mítines, pero que causan lágrimas, perdidas y pánico colectivo. 

El país está disputándose el poder político, mientras que decenas de ciudades están sometidas por la delincuencia, y varias de ellas están encabezando las listas de ciudades peligrosas que todo mundo conoce.

Otro tema ausente en las marchas son las ineficiencias del aparato de salud mexicano, donde lo mismo fallaron los obradoristas en la lucha contra el Covid-19, que siguen fallando en el tema de las vacunas, de los medicamentos o de la falta de atención, que obliga a la gente a comprar medicinas o a acudir a las farmacias que prestan servicio médico a bajo costo.

Y qué decir de la economía nacional y la informalidad del empleo, debido a que no hay suficiente creación de puestos de trabajo. De la ausencia de controles de precios, que han incrementado el costo de los productos impulsando hacia arriba la inflación. La vida en México se complica día a día. Qué calidad de alimentación recibe el pueblo. ¿Es buena o es deficiente, la mejoró la 4T, o sigue igual? 

Y sobre todo, saber si se mejoró la moral nacional, la confianza en las instituciones, el índice de felicidad o la honradez de los servidores públicos y los políticos de todos los partidos.

¿Habrá algún día en que en México hagamos una marcha nacional por la salud o contra la delincuencia y la corrupción de las autoridades?

¿O seguirán siendo temas ausentes y escondidos en la verdadera discusión nacional?

Mientras tanto, los autobuses para acarrear personas, se siguen pagando con los impuestos y sobrecostos de adquisiciones y obras públicas. Como siempre.

Publicidad