En una loma del municipio de Xalapa, desde donde se domina la cuenca del Río Actopan en la carretera que va a Alto Lucero, el escultor Ignacio Pérez Solano dejó un monumental tesoro escultórico, resguardado por el hermoso paisaje del campo veracruzano. El artista originario de Tlacotalpan y considerado como el “decano de la escultura mexicana”, falleció el pasado 18 de julio, meses antes de cumplir los 90 años de edad. 

Nacho Pérez nació el 19 de octubre de 1931. En su adolescencia trabajó como artesano del mármol y gracias a una beca pudo estudiar en la Academia de San Carlos, donde conoció y colaboró con el maestro Francisco Zúñiga. También estudió en el Centro Superior de Artes del INBA. En Xalapa, creó el taller de escultura de la Escuela Técnica Industrial y el taller de artes del IMSS. Con Alberto Beltrán, Mario Orozco, Fernando Vilchis y Norberto Martínez fue uno de los fundadores del taller de artes plásticas de la Universidad Veracruzana, precedente de la Escuela de Artes que dio origen a la Facultad de Artes Plásticas. Hace dos décadas, también fue uno de los fundadores del parque de las Esculturas en Xalapa.

En su domicilio y taller de la avenida Ignacio de la Llave dejó innumerables muestras de su arte en lienzos, maquetas y piezas de yeso, madera y piedra que muestran elementos prehispánicos y contemporáneos.

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La sociedad veracruzana, la comunidad intelectual y los artistas mexicanos no olvidan al escultor y creador de diversas réplicas de cabezas olmecas que han sido donadas por el gobierno veracruzano a naciones como China, Bélgica, Estados Unidos (Museo Smithsoniano), Suiza, Canadá, Alemania, Holanda, Sudáfrica, Francia o España, país donde el escultor llevó una réplica cincelada en piedra sedimentaria de la cabeza colosal número 8, la cual fue colocada en el Paseo Vallecas de Madrid. 

En el parque Los Tecajetes de la capital del estado de Veracruz, los visitantes admiran la fuente principal y al centro la escultura La Olla, una pieza cincelada por Nacho Pérez en piedra originaria de la comunidad de Xico, de la que el autor dijo que “Representa el gran acervo cultural prehispánico de nuestro solar veracruzano, que hierve, alimenta y nutre al ser humano sobre la tierra y, como cultura madre, influencia al mundo entero. A su lado, dos guardianes, titanes, celosos entre sí, protegiendo nuestras raíces entre sus brazos. Uno mira al poniente, al pasado histórico, el otro, que en sus venas lleva esa herencia, retoma esas raíces, como antorcha encendida aspirando hacia la superación y conquista, influenciando pintores, escritores, poetas y a los que en todos ámbitos cantamos al universo”.

Esta obra la presentó en 1962 y se ubicó inicialmente en la glorieta donde confluye la avenida Ávila Camacho con las avenidas Xalapa y 20 de noviembre, en la capital del estado. En la Plaza de las Tres Culturas del Cerro de Macuiltepec, dejó el monumento en piedra de un hueso labrado con detalles y elementos de la cultura totonaca.

Otra de sus obras, pero esta de carácter religioso, es una Virgen del Rosario con altura de 13 metros, erigida en las primeras décadas de este siglo en la carretera Xalapa-Alto Lucero. El monumento aún tiene un andamio que encierra una elevada Cruz metálica.

La obra de la estatua en cemento armado, se realizó durante aproximadamente 10 años, observándose que el trabajo del escultor coincidió con los 800 años de la aparición de la virgen en el Monasterio de Prouilhe, Francia, ocurrido en 1208 ante el fraile Domingo de Guzmán, el fundador de la orden de los dominicos. Alguna vez en una entrevista, Nacho Pérez señaló que allí con sus propios recursos estaba haciendo un santuario gratuito para los creyentes católicos.

Otras de las réplicas de piezas arqueológicas de Pérez Solano, colocadas en lugares públicos, son los casos de la Estela Número 1 de Piedra Labrada en Tatahuicapan, el Príncipe en Sayula de Alemán o las cabezas olmecas en Emiliano Zapata (localidad de Ídolos) y en la avenida más turística de Coatzacoalcos sobre una pequeña pirámide. Pero también hizo escultura contemporánea, como son El pescador en Tamiahua, Los pescadores en la Facultad de Psicología en Xalapa, o la pieza denominada Encuentro de Dos Mundos en la Plaza Américas de Boca del Río. El gobierno de Nicaragua le reconoce por un busto dedicado al héroe nacional Cesar Augusto Sandino, mismo que se encuentra en un parque que lleva su nombre en Xalapa. 

En los terrenos mencionados y ubicados en el ejido 6 de enero (entre la colonia de ese nombre y la localidad de El Castillo), y rodeados de vegetación, algunos videos muestran paredones de su destechado taller y su horno de fundición, un molde de cabeza colosal y también dos monolitos en piedra y otras piezas prehispánicas a poca distancia de la enorme Virgen del manto azul, visible desde lo lejos. 

En una fracción del otro lado de la carretera se encuentran las esculturas monumentales del parque ecológico que el artista impulsaba y en el que deseaba instalar un centro de enseñanza de artes. En ese sitio destaca una escultura denominada Aire, en forma de cerebro abstracto de 11 metros de altura e inspirada en el violonchelo de Pablo Casals y en el violín de Silvestre Revueltas, una creación en cemento, por ahora escondida en la espesura del monte. 

Ojalá que las autoridades del gobierno del estado, del ayuntamiento xalapeño y de la Universidad Veracruzana tuvieran una iniciativa junto a la familia y la población, para cuidar y preservar ese rico legado artístico y cultural que el artista dejó a las nuevas generaciones. Sus hijos cuentan que don Nacho, a su elevada edad, todavía subía a los andamios y llegó a presentar una muestra escultórica sobre el cambio climático, recordando orgullosos que en 2016 recibió un homenaje en la presidencia municipal de Xalapa. En su página web www.nachoperezsolano.com puede conocerse gran parte de su vida, su obra y su pensamiento sobre el arte y la escultura.

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