El papel desarrollado por la medicina en el Holocausto durante el nazismo debe de ser estudiado por los profesionales sanitarios actuales para reforzar su educación y ética médica, según expone este miércoles un estudio elaborado por una comisión de la revista científica The Lancet.

La investigación, la primera de esta publicación centrada en la historia de la medicina, ha sido desarrollada por un grupo internacional de 20 expertos, entre los que se incluyen académicos, médicos e historiadores con experiencia en educación médica y bioética.

El texto, según indica The Lancet en un comunicado, recoge las “atrocidades médicas” cometidas bajo el régimen nazi y durante el Holocausto, así como sus implicaciones hoy en día, al tiempo que detalla el “papel central” desempeñado por profesionales para “formular y llevar a cabo políticas y prácticas antisemitas, racistas e inhumanas”.

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De esta manera, el estudio cuestiona, asimismo, “conceptos erróneos arraigados”, como la afirmación de que “los delitos médicos fueron cometidos sólo por unos pocos médicos extremistas” o que fueron perpetrados “bajo coerción”.

Por ello, insta a las instituciones académicas a garantizar que el estudio del nazismo y el Holocausto forme parte del currículo de “todos los profesionales médicos”, incorporando “lecciones sobre esa época histórica” para profundizar en el conocimiento de los “derechos humanos” como “parte integral de la práctica e investigación médica”.

“La detección y prevención de crímenes de lesa humanidad y genocidio, así como la atención a las víctimas, deben integrarse en la ética médica, a fin de fomentar profesionales sanitarios moralmente valientes e informados sobre la historia capaces de alzar la voz cuando sea necesario”, subraya The Lancet en la nota.

Las “atrocidades” nazis representan algunos de los ejemplos “más extremos y mejor documentados” de la historia sobre la implicación médica en violaciones de los derechos humanos, recuerda la copresidenta de esta comisión Sabine Hildebrandt, del Hospital Infantil de Boston y la Universidad Médica de Harvard (EE.UU.).

La experta reconoce que “es tentador” considerar a los perpetradores como “monstruos incomprensibles”, pero recalca que las pruebas presentadas en este trabajo demuestran cuántos profesionales médicos “fueron capaces de cometer transgresiones éticas e incluso crímenes contra sus pacientes bajo ciertas condiciones y presiones”.

Los autores arguyen que la medicina y la ciencia están en ocasiones vinculadas a la política, a creencia personales y a factores socioeconómicos, como queda de manifiesto ahora en debates sobre, por ejemplo, “los cuidados paliativos, los nuevos avances en genética o sobre quién debe recibir atención durante un evento catastrófico”.

“Los profesionales médicos e investigadores bio-científicos deben de reconocer estas influencias y sus numerosas implicaciones para pacientes y sujetos de estudios”, observa el copresidente de la comisión Herwig Czech, del Instituto Médico de la Universidad de Viena (Austria).

Esta investigación presenta casos que explican cómo el “código ético” del nazismo se utilizó como arma para “valorar, priorizar y desarrollar” la causa de las personas de ascendencia aria sobre las demás respecto a los cuidados médicos, al tiempo que sirvió para racionalizar la “eugenesia, la esterilización forzada, la eutanasia o experimentos brutales en humanos”.

“Debemos pronunciarnos contra el antisemitismo, racismo y otras formas de discriminación; defender una medicina centrada en la persona, en los derechos humanos que proteja al vulnerable, sirva a los marginados y reconozca la dignidad y humanidad y cada paciente”, destacó Hildebrandt.

El estudio, agrega la experta, expone algunas de las “distorsiones más horribles” cometidas por las prácticas y políticas médicas, por lo que es “responsabilidad de todos” en esta comunidad “evitar que se desvanezca el recuerdo” de lo ocurrido durante el nazismo. 

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