La preocupación por la incurvación o desviación del pene genera ansiedad y estrés en el hombre que la sufre, sobre todo en situaciones íntimas; sentimientos que pueden afectar a la capacidad de disfrutar de las relaciones sexuales de pareja y de la vida en general
“La incurvación peneana daña la autoestima y la confianza de aquellos varones que sienten inseguridad por su apariencia física y su desempeño sexual, dos sensaciones que menoscaban las relaciones sexuales y contribuyen al desarrollo de síntomas depresivos”, dice la Dra. Carmen González Enguita.
“Y la depresión no sólo deteriora la calidad de vida y las relaciones personales, también se entromete en la intimidad y la comunicación de la pareja, aflorando todo tipo de conflictos y reduciendo la satisfacción sexual mutua”, señala la jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.
La enfermedad de la Peyronie o induración plástica del pene (IPP) es la principal causa de esta incurvación, aunque no la única: se forma tejido cicatricial fibroso en la túnica albugínea de los cuerpos cavernosos, lo que provoca la desviación o curvatura durante la erección peneana.
La enfermedad de Peyronie debe su nombre al médico François Gigot de La Peyronie, cirujano del rey Luis XV de Francia, que en 1743 describió esta patología como “la aparición en el pene de un lecho arrosariado de tejido fibroso que origina una incurvación apical durante la erección”.
El diagnóstico del pene curvado
“Este tejido cicatricial fibroso que se forma en el cuerpo del pene, una placa, es lo que motiva esa curvatura significativamente anormal durante las erecciones, además de aparejar dolor y, en algunos casos, acortamiento del pene”, explica la cirujana.
Su prevalencia se estima en un 1 % dentro del grupo de la población blanca, pero rara vez se diagnostica entre las personas de piel oscura y no se han descrito casos en la gente de origen oriental.
Un 75 % de los casos se presenta entre los hombres de 45-60 años, aunque puede producirse a edades anteriores y más tardías. En un 10 % de los casos, aproximadamente, el diagnóstico se asociará a la enfermedad de Dupuytren o contractura de la aponeurosis palmar.
Menos frecuentes son las curvaturas peneanas vinculadas con la enfermedad de Ledderhose, fibromatosis de la aponeurosis plantar, o con la existencia de tejido fibroso en el lóbulo de la oreja.
¿Y se conoce el origen de la enfermedad Peyronie?
“No está claro. Podríamos decir que su origen es desconocido -apunta la Dra. González Enguita-. Lo que sí sabemos es que la patología inicia trayectoria como una reacción inflamatoria entre la túnica albugínea y los cuerpos cavernosos”.
“Con etiología multifactorial, que incide en los individuos genéticamente predispuestos, la enfermedad finalmente evoluciona sustituyendo las fibras de colágeno sanas por un tejido fibroso no elástico o placa característica”, determina.
La teoría más aceptada es la idea diagnóstica del traumatismo, es decir, que el pene sufre múltiples microroturas durante la actividad sexual, acción repetitiva que provoca una respuesta inflamatoria que deriva hacia la fibrosis.
“Con la edad disminuyen las fibras elásticas empeorando la capacidad de erección del pene”, recalca la uróloga, González Enguita.
Otra teoría se centra en la inmunogenética.
“Se apoya en la asociación de la contractura de la aponeurosis palmar y la fibromatosis plantar, la detección de anticuerpos antinucleares (24 % de los pacientes), la hipergammaglobulinemia antialfaelastina, la antitropoelastina y a la asociación de los antígenos HLA-DQ5 y HLA-B2”, expone.
Y siempre en relación con problemas fibroplasticos que sugieren enfermedad autoinmune.
Además de la enfermedad de Peyronie, existen otras causas de incurvación peneana en el varón, como nacer con el pene desviado debido a su genética.
“La incurvación suele manifestarse cuando el joven aborda sus primeras experiencias sexuales. La incurvación acostumbra a ser hacia abajo y no está asociada a dolor y nódulos”, acota.
También, por un traumatismo accidental durante el coito por un movimiento brusco o aparatoso. Podría generar dolor y dificultad en las relaciones sexuales satisfactorias.
Si el paciente se estuviera en terapia por una disfunción eréctil previa con inyecciones intracavernosas repetidas en el pene (fentolamina y papaverina más que con PGE1) es posible que surja la fibrosis -placa- y, posteriormente, la incurvación, que acostumbra ser ventral y asociarse a la pérdida de la rigidez axial.
En algún caso, la incurvación se debe al síndrome de la manipulación uretral de Kelami.
“Se produce una curvatura hacia abajo causada por acciones externas sobre la uretra (sondajes, resecciones de próstata y vejiga, etc.). Se produce fibrosis en la albugínea cercana al cuerpo esponjoso, lo que dificulta la penetración en las relacciones sexuales”, describe.
¿Qué factores de riesgo se identifican en la incurvación del pene?
“Quizás intervengan factores de riesgo como: antecedentes de procedimientos invasivos en el pene, trauma en pene flácido o erecto durante el acto sexual, diabetes, hipertensión, colesterol elevado, obesidad, tabaquismo y alcoholismo”, enmarca.
Algunos estudios sugieren que son estos factores los que debilitan los vasos sanguíneos y producen su ruptura durante el coito.
“Esto conduce a la formación de un hematoma y su subsecuente organización a placa fibrosa en individuos predispuestos, por lo que el tratamiento de dichos factores de riesgo podría prevenir el desarrollo de la enfermedad”, destaca la Dra. González Enguita.
Los hombres circuncidados, por ejemplo, parecen tener un mayor riesgo de padecer la enfermedad de Peyronie: se especula que esto es debido a las funciones mecánicas del prepucio, el cual absorbe muchas de las tensiones que se producen durante el acto sexual.
“Cuando se elimina el prepucio mediante circuncisión, el pene se ve sometido a fuerzas considerablemente más bruscas que podrían causar traumas y favorecer la aparición de la enfermedad”, advierte.
En este mismo sentido, los hombres circuncidados, al no tener tanta sensibilidad, podrían efectuar movimientos más intensos para tratar de experimentar un mayor placer, lo cual podría causar aumento de daños.
¿Y a qué síntomas debemos prestar atención?
El proceso de la incurvación pasa por dos etapas que van a diferenciar los síntomas: una fase inflamatoria, con dolor durante la erección, deformidad progresiva y aparicion de la placa o nódulos. Y fase de estabilización, con desaparición del dolor, placa endurecida con un grado de incurvación que ya no progresa.
“Cabe subrayar que la incurvación del pene se puede resolver de forma espontánea hasta en un 30 % de casos durante la primera etapa o fase inflamatoria”.
Aún así, la curvatura puede hermanarse con la disfunción eréctil al provocar su patología falta de sensibilidad en el glande.
“La placa progresa hacia los tejidos próximos, desplazando nervios y vasos sanguíneos. En casos avanzados, esta evolución dañina propicia casos graves de incapacidad para realizar el acto sexual (coito y masturbación)”, asegura la Dra. González Enguita.
Es decir, la progresión de la placa fibrosa provoca:
- Atrapamiento del nervio dorsal del pene (falta de sensibilidad).
- Imposibilidad de penetración por marcada deformidad del pene.
- Fallo vascular (fuga venosa a nivel de la placa o disfunción mixta arterial-venosa).
- Consecuentemente, disfunción eréctil por motivo psicógeno.
El autodiagnóstico varonil: ver, tocar y fotografiar la incurvación del pene
Durante la inspección y la palpación, el pene desviado se observará hacia arriba, hacia abajo o hacia un lado, y con diferente grado de angulación. El tejido cicatricial o placa podrá sentirse como una especie de bultos planos o una banda de tejido duro debajo de la piel peneana.
También, el varón podrá sufrir problemas de disfunción eréctil, tanto para lograr la erección como para mantenerla… Y cuando consiga la erección podrá ver su pene más corto; además, el dolor le afligirá con y sin erección.
El médico o la médica requerirá palpar el pene para determinar la ubicación y la cantidad de tejido cicatricial, “la placa” actuante; asi como para distinguirla de otros procesos dañinos como una trombosis de la vena dorsal, posibles enfermedades venéreas o la presencia tumores primarios o metastásicos.
Para confirmar el diagnóstico se efectuará una prueba con “ecodoppler“.
Se obtendrán imágenes detalladas del pene y de la placa (número, localización, tamaño y posible calcificación); se abordará un diagnóstico diferencial con otros procesos; y se determinará la calidad vascular del pene y su erección.
Asimismo, y en la propia consulta, la erección en el pene del paciente puede inducirse con una inyección intracavernosa de prostaglandina PGE1 con el objetivo de registar la incurvación del pene fotográficamente.
“Al paciente se le habrán pedido, previamente, autofotografías de su pene en erección (con puntos de vista lateral, sagital y superior) con el fin de contrastar y verificar la curvatura: orientación, grado de intensidad y progresión”, concluye la Dra. Carmen González Enguita.
La terapéutica de la incurvación peneana
En algunos casos, la incurvarción se resuelve de forma espontánea sin ningún tipo de tratamiento, siempre que no se haya formado una placa apreciable al tacto; pero si le enfermedad está ya establecida las opciones de tratamiento dependerán de la gravedad y la duración de los síntomas.
Si la incurvación del pene es leve y no aumenta, no provoca dolor durante la relación sexual, la función eréctil es buena y no se palpa la placa fibrótica sólo se recomienda la observación.
Los medicamentos se utilizarían en la fase inflamatoria para aliviar el dolor y estabilizar la enfermedad, aunque ninguno de ellos ha demostrado una eficacia real: sucede con la vitamina E, la Colchicina (antiinflamatorio), PABA (vitamina B10) y el tamoxifeno (bloqueante estrogénico).
Aún así, existe un fármaco eficaz, inyectado intraplaca, la colagenasa, que no está disponible en España.
“Este medicamento, enzima que actúa sobre una molécula determinada, se obtine de la bacteria Clostridium histolyticum. Su acción consigue destruir la placa fibrótica que provoca la incurvación del pene”, expone ciertamente defraudada.
Otras formas de tratamiento médico de la incurvación peneana nos llevarían a la Iontoforesis (electroterapia) o hacia la litotricia extracorpórea con ondas de choque, aunque su resultado es limitado cuando no nulo en esta patología.
La terapia de tracción, un dispositivo que estira el pene, puede ayudar a prevenir pérdida de longitud y reducir su curvatura.
En casos graves, la cirugía será la opción para corregir la curvatura. Está indicada en deformidades estabilizadas que impiden el coito o lo hacen doloroso.
“Es decir, cuando la enfermedad causa incapacidad para mantener relaciones sexuales satisfactorias, debido a que la incurvación del pene es severa, impidiendo la penetración y causando dolor tanto al paciente como a su pareja”, especifica la doctora.
Antes de la intervención quirúrgica, en cualquier caso, es preceptivo comprobar que la enfermedad se encuentra en situación de estabilidad, proceso que tiene lugar entre los doce y los dieciocho meses de media tras el inicio de los síntomas.
“Un paciente cuya enfermedad está en plena evolución no debe ser intervenido ante la posibilidad de que exista una recidiva posterior, lo que nos llevaría a una segunda intervención”, aclara la cirujana.
La cirugía tiene como objetivo enderezar el pene
La técnica quirúrgica más empleada es la plicatura de los cuerpos cavernosos o técnica Nesbit, procedimiento que no actúa sobre la placa de fibrosis, sino sobre la convexidad del pene: se rectifica desde la parte contraria hacia la zona curvada.
“Con la técnica Nesbit, que se emplea desde 1965, el porcentaje de corrección es elevado, aunque tiene dos inconvenientes: se acorta el pene y se genera disfunción eréctil”, visualiza.
“Por lo tanto, antes de realizar esta técnica debe ser discutida de forma objetiva con el paciente, comentando sus ventajas, pero también sus posibles inconvenientes”, aconseja.
Otra técnica de cirugía sería la de cortes o incisiones en la placa, técnica de adelgazamiento, que no elimina la fibrosis, sino que la corta.
“Este método es adecuado como alternativa a la extracción completa de las placas para casos con fibrosis muy suaves en pacientes jóvenes, aunque existe el riesgo de que los bordes de la placa puedan unirse de nuevo y reproducir la curvatura”, anota.
También se emplea la cirugía para resecar toda la placa fibrosa y el tejido dañado de la zona afectada. Esta técnica precisa de reconstrucción quirúrgica con utilización de injertos que sustituyen al tejido eliminado.
Por último, se aplica cirugía con implante de prótesis de pene cuando encontramos incurvación asociada a disfunción eréctil.
En resumen, la indicación de la cirugía y, sobre todo, la técnica con la que se abordará la curvatura, debe ser consensuada entre el paciente y la especialista urológica. Las decisiones deben de ser compartidas.
Es necesario considerar las preferencias del paciente, informando de todos los detalles de la incurvación, la severidad de los síntomas, la respuesta eréctil a la medicación y la longitud final que conservará su pene.
Y es de suma importancia que el paciente conozca al detalle los posibles efectos secundarios o secuelas de la cirugía de la incurvación:
- Fallo del procedimiento o corrección parcial del problema, pudiendo ser necesarias cirugías posteriores.
- Recurrencia de la enfermedad: aparición de nuevas placas.
- Flacidez del glande por lesiones nerviosas.
- Disfunción eréctil.
- Molestias peneanas duraderas.
- Palpación de zonas fibróticas e incluso de material de sutura.
- Rechazo del injerto e infección de la herida.
El consejo de nuestra uróloga y cirujana
No estás solo -reafirma-. La incurvación del pene es una condición común experimentada por muchos hombres. Aunque sea preocupante, consultar con tu especialista puede ayudarte a enfrentar este problema detectando la terapia más adecuada para tu caso.
Y si lo consideras, busca apoyo psicológico para reducir la ansiedad, el estrés o la depresión asociadas. Es un puntal para tu confianza de cada día.
A la vez, una comunicación abierta con tu pareja y las personas de confianza que te rodean fortalecerá esas relaciones y la posibilidad de favorecer soluciones a tus preocupaciones y sentimientos.
Por supuesto, tu cuidado personal es fundamental llevando un estilo de vida saludable, evitando factores de riesgo como el hábito tabáquico, el alcohol, el sedentarismo o una dieta insana. Lo malo y lo peor siempre perjudican a nuestra salud.
Y trabaja con tu especialista sobre las decisiones compartidas. Necesitas tener toda la información del proceso patológico para poder decidir juntos las diferentes opciones de tratamiento: dependerá de la gravedad de la incurvación.
“Tu uróloga necesita conocer tus preferencias y expectativas para ofrecerte la mejor solución posible”, concluye la Dra. Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología del Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid.