Las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, conocida como EPOC, en su forma grave, caminan más despacio, dan pasos más cortos, tienen un ritmo de pasos más bajo y presentan menos variación en la velocidad, la longitud de la zancada y la cadencia al caminar (el número de pasos contabilizados por minuto) en comparación con quienes tienen formas más leves de la enfermedad.

Así se refleja en un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona que, por primera vez, analiza cómo es la forma de caminar de las personas con EPOC y a diferencia de otras investigaciones que se han centrado en cuánto caminan estos pacientes.

La investigación ha utilizado tecnologías digitales para profundizar en el conocimiento de las características de la marcha de las personas con EPOC en su vida diaria, evaluando parámetros como la velocidad al caminar, la frecuencia de pasos por minuto o la longitud de la zancada.

En el estudio, publicado en “European Respiratory Journal”, participaron 549 personas con EPOC, con una edad media de 68 años, procedentes de siete ciudades europeas: Atenas, Barcelona, Grosshansdorf, Lovaina, Londres, Newcastle y Zúrich.

El equipo investigador empleó, de forma continua durante una semana, tecnologías digitales que combinaban un pequeño dispositivo portátil colocado en la cintura de los participantes con algoritmos específicamente diseñados para poblaciones con limitaciones en su movilidad.

Así se deteriora la marcha

Los resultados del estudio muestran que la marcha se deteriora a medida que esta enfermedad respiratoria progresa. En concreto, cuanto mayor es la dificultad para respirar y más síntomas o crisis ha tenido la persona, más se ve afectada su forma de caminar.

Las personas con EPOC más grave caminan más despacio, dan pasos más cortos, tienen un ritmo de pasos más bajo y presentan menos variación en la velocidad, la longitud de la zancada y la cadencia al caminar (el número de pasos contabilizados por minuto), en comparación con formas más leves de la enfermedad.

En un análisis secundario, se evaluó la marcha de diecinueve adultos sanos de edad similar a la de los participantes con EPOC. La comparación entre ambos grupos mostró que la velocidad y la cadencia al caminar están significativamente alteradas en las personas con EPOC en comparación con las personas sin la enfermedad.

“Aunque todavía no sabemos con exactitud los mecanismos que causan el deterioro en la forma de caminar, las alteraciones más importantes en los casos más graves de EPOC podrían deberse a una menor capacidad física provocada por más síntomas, más complicaciones y secuelas inflamatorias propias de las fases avanzadas de la enfermedad”, explica Judith Garcia-Aymerich, directora del programa de Medioambiente y salud de ISGlobal y autora sénior del estudio.

Cómo es caminar en el día a día con EPOC

Los resultados del estudio muestran que algunos parámetros de la marcha, como la velocidad al caminar, la longitud de zancada y la cadencia, fueron inferiores a los observados en estudios previos realizados en entornos controlados con supervisión médica.

En cambio, estos valores fueron similares a los que muestra el único estudio anterior que ha evaluado la cadencia en personas con EPOC en la vida diaria, sin intervención directa de un profesional.

“Esto respalda la hipótesis de que esta enfermedad respiratoria impacta negativamente la movilidad en la vida diaria”, afirma por su parte Laura Delgado-Ortiz, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.

“El uso de sensores portátiles durante varios días -añade- nos permite conocer cómo es el comportamiento real de las personas en su día a día, lejos del hospital o centro de rehabilitación, lo que nos da una imagen mucho más clara de su caminar y de cómo éste se ve afectado por la enfermedad”.

Implicaciones en la práctica clínica

El estudio podría tener implicaciones en el manejo médico de la EPOC.

“Al abordar los cambios en la marcha y actuar sobre ellos, los médicos y profesionales de la salud podrían abordar factores clave asociados a las caídas, la discapacidad y la mortalidad en esta población”, subraya Judith Garcia-Aymerich.

Este estudio del ISGlobal forma parte del proyecto europeo Mobilise-D, centrado en emplear herramientas digitales para monitorizar la marcha diaria de personas con problemas de movilidad con el fin de mejorar su seguimiento y atención médica.

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