La lepra es una enfermedad que afecta a muchas más personas de las que pensamos en todo el mundo, sobre todo en zonas de extrema pobreza. Por ello, en el marco de su día mundial, se recuerda la importancia de eliminar su estigma y de colaborar para lograr un planeta “cero lepra”.
Domingo 28 de enero, Día Mundial contra la Lepra. Su objetivo es visibilizar esta enfermedad, ya que muchas veces está enmarcada en situaciones de extrema pobreza y puede pasar desapercibida.
La lepra es una enfermedad crónica causada por el bacilo Mycobacterium leprae. Es una patología que afecta por igual a los hombres y las mujeres y que puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida. Su periodo de incubación suele ser de entre tres y cinco años. Hay casos en los que los síntomas pueden tardar veinte años en aparecer.
Esta enfermedad afecta fundamentalmente a la piel y a los nervios. Sus primeros signos son la aparición de manchas pálidas de piel o el entumecimiento en los dedos. Lo cierto es que si no se detecta y trata de forma temprana, puede ocasionar lesiones progresivas y permanentes de la piel, los nervios, las extremidades y los ojos. Incluso puede llegar a causar parálisis y discapacidades irreversibles.
Situaciones de riesgo
La transmisión se da a través de minúsculas gotas expulsadas por la nariz y la boca. En contra de la creencia popular, la lepra presenta un escaso contagio, que solo se produce al convivir con la persona afectada en condiciones de hacinamiento, mala alimentación y falta de higiene. Es por esto por lo que se suele vincular su transmisión a situaciones de pobreza.
Por este motivo, la Fundación Fontilles trabaja por el derecho a la salud y la lucha contra la exclusión social que sufren las personas enfermas y discapacitadas, especialmente los que sufren lepra. También otras enfermedades desatendidas ligadas a la pobreza. Realizan diversos proyectos de cooperación en países de Asia, África y América.
El tratamiento
La lepra es una enfermedad que sí tiene cura en la actualidad mediante un tratamiento de Multiterapia (MDT). Esta terapia consiste en la combinación de tres fármacos: dapsona, rifampicina y clofazimina.
Estas tres sustancias combinadas tienen la capacidad de matar al patógeno y curar al paciente. Suele durar entre seis y doce meses.
Tras la primera dosis del tratamiento la enfermedad deja de ser contagiosa, ya que mata el 99,99 % de la bacteria. Por lo general, tras este tratamiento la enfermedad no vuelve a aparecer.
Incidencia
En el Día Mundial contra la Lepra, se debe mencionar que tan solo en el año 2022 se registraron 174.087 nuevos casos en el mundo. Esta cifra supone un aumento del 23,8 % respecto a los 140.594 casos localizados en 2021, y evidencia una tasa de detección de 21,8 casos por millón de habitantes.
Además, se aprecia un incremento de las detecciones en niños y niñas, algunos con discapacidades asociadas. Todos estos datos son extraídos y recopilados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 182 países del mundo.
En el informe que ha publicado en su revista Weekly Epidemiological Record, la OMS considera que los datos reflejan “los esfuerzos de los programas nacionales para recuperarse del impacto adverso de la pandemia de COVID-19” por dos motivos.
En primer lugar, “representan un aumento significativo en el número de países que proporcionan informes, de 127 en 2020 a 182 en 2022”; en segundo lugar, “muestran un aumento del 35,6 % en el número de nuevos casos detectados durante el período” 2021-2022 tras el descenso registrado durante la pandemia.
Un gran estigma y desatención
A pesar de que se conoce el origen de la enfermedad y de que existe un tratamiento efectivo, las personas afectadas por la lepra y sus familias siguen padeciendo un gran rechazo y, en muchas ocasioens, se ven marginados en su entorno. Esto suele pasar sobre todo en países subdesarrollados.
Algunas veces estas personas intentan ocultar su enfermedad para evitar el estigma y, cuando piden ayuda, es demasiado tarde para evitar las secuelas y el contagio. Las mujeres afectadas por la enfermedad en estos países intentan ocultar la patología por miedo a ser repudiadas por sus maridos. Su falta de acceso a recursos económicos las condena, a menudo a la pobreza y marginación.
La Organización Mundial de la Salud incluye la lepra en el conjunto de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETDs). Se trata de un grupo de enfermedades que afectan a mil millones de personas en el mundo, una sexta parte de la población del planeta. Cada año matan o causan discapacidad permanente a millones de personas.
Muchas veces estas enfermedades se pueden curar o prevenir con un coste muy bajo. Sin embargo, el tratamiento no llega en multitud de ocasiones a los afectados, porque no tienen acceso a información, recursos y atención sanitaria. Las mujeres y los niños se ven más afectados por algunas enfermedades tropicales desatendidas y sus consecuencias. Además, pueden encontrar más barreras para buscar y encontrar el tratamiento y la atención adecuada.
La eliminación de la lepra
El marco para la eliminación de la lepra de la OMS es un instrumento para acelerar el progreso hacia cero lepra, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Esta estrategia se engloba dentro de la hoja de ruta para acabar con las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETDs). Se pretende que los países inicien acciones integradas para abordar la lepra y otras ETD de la piel con alta prevalencia.
Desde la fundación Fontilles, recuerdan que acabar con la lepra presenta varios retos, entre los cuales encontramos:
- Llegar a todas las personas que padecen la enfermedad. Muchas viven en comunidades muy pobres y sin servicios sanitarios, por lo que muchos casos quedan sin diagnosticar.
- Acabar con el estigma que hace que se escondan y no pidan ayuda.
- Prevenir las discapacidades que pueden desarrollar como consecuencia de la enfermedad.
- Ayudar a las personas que ya presentan discapacidad con cirugía reconstructiva y
- rehabilitación.
- Ayudarles a salir de la pobreza con educación, formación profesional o microcréditos.