Luis Sayago Guerrero
Uno de los amigos y operadores más cercanos de Javier Duarte es Vicente Benítez González, actual diputado de la LXIV Legislatura del Estado de Veracruz, quien en estos años, ha ocupado diversos cargos en el equipo del gobernador con licencia, ahora prófugo. Desde el sexenio de Fidel Herrera, laboró como auxiliar de Duarte, cuando éste era subsecretario de Finanzas y Planeación, después de que le autorizaran una decorosa beca para ir a estudiar su maestría de economía en Santiago de Chile.
Durante la administración duartista ocupó varias posiciones. Primero Tesorero de la Secretaría de Finanzas y Planeación (SEFIPLAN), cargo que tuvo que dejar el 30 de enero de 2012, debido a que la Procuraduría General de la República (PGR) detuvo a dos de sus colaboradores y decomisó en el aeropuerto de Toluca, dos maletas conteniendo 25 millones de pesos en efectivo, que él había enviado “para pago de artistas para la feria de Tlacotalpan y la Cumbre Tajín”.
Ese oscuro incidente, difundido a nivel nacional e internacional, lo mantuvo fuera de los reflectores durante un año, aunque él no dejaba de alardear que seguía manejando las maletas de “el jefe”, hasta que el 25 de enero de 2013 llega a la secretaría de desarrollo social (SEDESOL) estatal, como Subsecretario de desarrollo social y humano. De ahí es ascendido a Oficial Mayor de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), de donde sale para convertirse en candidato a diputado local por el Partido Nueva Alianza.
Su campaña política se desarrolló mientras ocurrían las primeras acusaciones contra su amigo y jefe. Aún con ese vendaval mediático, pudo disponer de cuantiosos recursos para realizar recorridos y eventos multitudinarios, de la mano de gentes como Jorge Carvallo, Jorge González Azamar, alcalde de Catemaco y Manuel Rosendo Pelayo, alcalde de San Andrés Tuxtla. En esa zona, aún recuerdan un festejo de cumpleaños con mil quinientas personas.
Con motivo del inusitado incremento de su patrimonio en su corta vida burocrática, Palabras Claras realizó una investigación sobre sus ingresos y bienes adquiridos, durante su paso en la administración pública de Veracruz, en el gobierno de Javier Duarte.
Después de regresar de Chile, en 2009 su única propiedad inmobiliaria era una casa en el fraccionamiento Lucas Martín de Xalapa, con un costo estimado de 750 mil pesos; poseía un vehículo Seat 2006, con un valor de 95 mil pesos y dos cuentas bancarias que en ese tiempo llegaron a tener 173 mil pesos. Para esa época, paga una deuda hipotecaria de 260 mil pesos y su esposa no presenta ingresos por actividades profesionales.
Sin embargo, pese a tan corto espacio de tiempo en las altas esferas, para 2013 su cónyuge ya se ostenta como empresaria. La pareja tiene ingresos mensuales por 154 mil pesos. Su domicilio presenta ampliaciones que ascienden a 2.2 millones de pesos. Han adquirido un edificio en la calle Honduras de Xalapa, con una inversión total de 1.8 millones de pesos. Cuenta también con muebles, equipo de cómputo, pinturas y joyas por un valor conjunto de 1.6 millones de pesos. Ya no tienen deudas hipotecarias, ni poseen el automóvil Seat, aunque sí una Jeep Overload 2012, con valor de 540 mil pesos. Gracias a su boom económico, entre los dos poseen seis cuentas bancarias en Banorte, Bancomer y Santander, con un saldo total de 5.7 millones de pesos.
Durante el sexenio, a través de la Constructora Gora (presuntamente de su propiedad), donde trabajan como ingenieros el padre de Vicente y los maleteros de Toluca, ha realizado obras al gobierno duartista, entre ellas, las remodelaciones en el Estadio Pirata Fuente de Boca del Río y en el centro histórico de Nautla, así como otras, con montos millonarios en la secretarias de Desarrollo Social, Infraestructura y Obras Publicas y en la de Educación de Veracruz, apareciendo en la lista de deudores que deberá aprobar Miguel Ángel Yunes Linares.
En 2015, cuando la bonanza llega a su máxima expresión en la Oficialía Mayor de la SEV, negocia la adquisición del más importante rancho ganadero en Los Tuxtlas, que fuera propiedad de un destacado político de la época de Hernández Ochoa.
En 2016, su campaña política se desarrolló con millonarios apoyos a personas humildes en su distrito en San Andrés Tuxtla, mientras ocurrían las primeras acusaciones contra su amigo y jefe.
De su paso por la SEDESOL estatal, el SAT le encontró contratos con empresas fantasma, firmados junto con Víctor Rodríguez, el ex jefe de la Unidad Administrativa, situación que los tiene en el ojo del huracán y que podría ocasionarles serios problemas legales.
Hace cuatro meses, las autoridades de Costa Rica, de donde es originaria su esposa, detectaron una serie de propiedades millonarias de ella y de Vicente Benítez en ese país, como residencias y hoteles. El asunto fue dado a conocer ampliamente por una televisora costarricense y varias nacionales.
El 5 de noviembre pasado, altamente cuestionado por la sociedad veracruzana, llega al Palacio Legislativo del Estado a ensuciar con su desprestigio la curul que le fue asignada en el Congreso.
Disimulando su vergüenza, pero con los arrestos suficientes ante los demás diputados, apoyándose con el poder del dinero que ha conseguido en su escasa y productiva vida política, inicia su gestión legislativa, participando en las comisiones de Desarrollo Urbano, ordenamiento territorial y vivienda, Turismo y Pesca.
Es probable que en esta última Comisión, tenga que conocer la red que ha tendido la PGR en Veracruz.
El diputado Vicente Benítez fue uno de los principales responsables en el manejo de los recursos públicos de los veracruzanos y pudo manipular los dineros del erario, siempre con el consentimiento del prófugo Javier Duarte de Ochoa. Además, conoce bien las historias de impunidad y corrupción de la Casa Veracruz y el Palacio de Gobierno.