En plena época del coronavirus están surgiendo rumores y noticias en el sentido de que algunos personajes asociados al duartismo veracruzano se han asomado a los círculos del poder y pretenden regresar. Y se trata de los dos tipos de regreso que preocupan a los políticos mexicanos: el añorado regreso a los escenarios y el obligado regreso de los dineros extraídos al erario.

Y esos individuos que pueden regresar, aparecieron en el horizonte poco tiempo después de que se vislumbraran esperanzadoras luces en el panorama de ellos, indicando que Javier Duarte de Ochoa está a poco más de un año de distancia para abandonar el reclusorio norte de la ciudad de México. 

Los primeros que asomaron la cabeza para volver a los primeros niveles fueron, desde luego, los que estuvieron en el primer círculo de Javier. Primero, la diputada federal Anilú Ingram, quien se esfuerza por convencer a los jarochos, de que, en el año 2022, ella puede ser una digna y honesta alcaldesa del puerto de Veracruz. 

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El segundo en aparecer fue Alberto Silva -ya recuperado de su escándalo y pérdida boquenses- , quien cuenta con el respaldo del exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco, quien ha bordado una primorosa alianza de su partido verde con MORENA, para llevar al cisne Silva a la silla principal de la alcaldía de Tuxpan. 

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El tercero en mencionarse fue Vicente Benítez, de quien trascendió una orden de aprehensión de la PGR, quien le reclama mil millones de pesos. De él, se cuenta que pudiera estar en las paradisiacas playas caribeñas de Colombia o en las frescas pampas argentinas, esperando los programas justicieros de las autoridades mexicanas.

El cuarto en reaparecer es el cordobés Juan Manuel del Castillo, a quien le surgió una orden de embargo interpuesta por el SAT en estos días.

Y el que necesita presupuesto público e insiste en regresar urgentemente a Xalapa, es el exalcalde Américo Zúñiga, actual delegado del PRI en Puebla. Para lograrlo, cuenta con el persistente respaldo político y financiero de Pepe Yunes. Las redes sociales y algunas otras telarañas mentales, escriben afanosamente para convertirlo en candidato tricolor o multicolor, en alianza partidista.

Pero no es este, todo el movimiento duartista del momento. Falta la llegada desde España de Emilio Lozoya, el exdirector de PEMEX que ya convino en desvelar todo lo que sabe sobre Odebrecht y los cuantiosos sobornos millonarios que desplegó en el país. El gobierno español ya autorizó su traslado a México para ser juzgado con las leyes nacionales. Por allí, después de mostrar pruebas, pudieran encontrarse otras noticias sobre Javier Duarte y sus ambiciosos excolaboradores y socios. Y podría surgir comprometedor material que impulsara a algunos de ellos a regresar bienes robados al gobierno. 

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Y aunque “Podemos” mencionar más regresos, llegarán los tiempos para revelar los casos de corrupción encubiertos en los partidos políticos de nueva creación, de los cuales los acomodaticios y veteranos oficios disfrutan la genuflexión a plenitud.

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