• El brutal homicidio de Carlos Manzo, alcalde independiente de Uruapan (Michoacán), en un evento público mientras denunciaba la colusión entre crimen organizado y poder político, revela el fracaso —o la complicidad— de las estrategias oficiales y la maquinaria mediática del Estado.

El sábado 1 de noviembre de 2025, en pleno Festival de las Velas por el Día de Muertos, en la plaza pública de Uruapan, el alcalde Carlos Manzo —hombre que había hecho bandera del combate al crimen organizado y de exponer los pactos ocultos entre política y narco— fue asesinado a tiros frente a decenas de personas.

Hoy, ese asesinato no es sólo otro dato más de violencia en México: es el grito silencioso de una estructura gubernamental que prefiere narrativas oficiales, propagandistas, acuerdos bajo la mesa y omisiones estratégicas antes que justicia verdadera.

El contexto que no quieren reconocer

  • Manzo asumió la presidencia municipal el 1 de septiembre de 2024. 
  • A lo largo de su gestión alertó con franqueza sobre la presencia de grupos criminales con armas de uso exclusivo del Ejército en la región: “Hay grupos armados con material de guerra”, denunció.
  • Solicitó reiteradamente apoyo estatal y federal; afirmó que Uruapan estaba solo. En un video dijo: “No quiero ser otro alcalde ejecutado”. 
  • El 1 de noviembre fue a una celebración pública: convivió con familias, niños, y minutos después fue atacado mientras tomaba fotos con ciudadanos. 
  • En el lugar del ataque fueron detenidos dos sujetos y abatido uno de los agresores. 

La maquinaria mediática del poder que calla

Mientras el país observa horrorosamente inscrito otro nombre en la larga lista de alcaldes asesinados, la estrategia del gobierno y sus aliados mediáticos se activa:

  • Se enfatiza que “ya se investiga”, que “no habrá impunidad”, que se desplegarán fuerzas federales. 
  • Pero casi al mismo tiempo se evitan los temas incómodos: ¿qué pactos criminales operan en Michoacán? ¿Cuál es el financiamiento real detrás del narco-estado local? ¿Por qué un alcalde que pidió apoyo fue disparado en plena fiesta pública?
  • Se utilizan los medios para crear la ilusión de control: comunicados, ruedas de prensa, promesas. Mientras tanto la violencia estatal y el crimen organizado siguen dictando la agenda local.
  • Y en este entorno, personas valientes como Manzo terminan pagando con la vida por romper la narrativa oficial, por exigir verazmente que se cumpla la ley.

Van 10 alcaldes asesinados en el gobierno de Sheinbaum

1. Alejandro Arcos Catalán (Chilpancingo, Guerrero) – 6 oct 2024

2. Román Ruiz Bohórquez (Candelaria Loxicha, Oaxaca) – 15 oct 2024

3. Jesús Franco Lárraga (Tancanhuitz, San Luis Potosí) – 15 dic 2024

4. Mario Hernández García (Santiago Amoltepec, Oaxaca) – 15 may 2025

5. Isaías Rojas Ramírez (Metlatónoc, Guerrero) – 2 jun 2025

6. Yolanda Sánchez Figueroa (Cotija, Michoacán) – 3 jun 2025

7. Salvador Bastida García (Tacámbaro, Michoacán) – 5 jun 2025

8. Acasio Flores Guerrero (Malinaltepec, Guerrero) – 21 jun 2025

9. Miguel Bahena Solórzano (Pisaflores, Hidalgo) – 20 oct 2025

10. Carlos Manzo Rodríguez (Uruapan, Michoacán) – 1 nov 2025

Con los gobiernos de Morena:

  • Récord de homicidios
  • Peor crecimiento económico desde 1988
  • Peor corrupción
  • Peor generación de empleos IMSS desde Fox
  • Peor inflación desde Zedillo

¿Quién pierde cuándo matan a un alcalde así?

  • Pierde la gente de Uruapan, que creyó en un cambio diferente.
  • Pierde la democracia local, pues el mensaje es claro: quien rompa con los acuerdos subterráneos se expone a ser silenciado.
  • Pierde el Estado de derecho, porque la protección que se ofrecía no fue suficiente —o nunca fue real. Según autoridades federales, Manzo ya contaba con protección desde 2024. 
  • Pierde el país, cuando un crimen de esta naturaleza ocurre en plena plaza pública y el foco mediático es la “investigación abierta” y no el cuestionamiento profundo del sistema que permitió que ocurriera.

La propaganda oficial vs. la realidad cruda

  • El gobierno dice: “reforzaremos la estrategia de seguridad”.
  • La realidad muestra calles dominadas por tráfico de armas, campamentos narcos y alcaldes que denuncian que sólo están.
  • Cuando la narrativa oficial se enfoca más en la administración de la percepción que en la resolución del problema, la gente se queda con la duda: ¿quién protege a quién?

“¿De qué sirve la protección que no protege?”, cuestiona la voz ciudadana. 

Claves para entender lo que sigue

1. Vigilancia: los ciudadanos deben exigir que las detenciones y averiguaciones no queden en titulares.

2. Transparencia: qué grupos criminales operaban en Uruapan, qué autoridades locales estaban coludidas, qué redes políticas se benefician.

3. No dejar que el hecho sea “otro dato más”: que la muerte de Manzo sea un punto de inflexión para cuestionar la narrativa oficial.

4. Medios y sociedad deben abrir espacio a testimonios incómodos, no sólo a comunicados institucionales.

No es un acto aislado

El asesinato de Carlos Manzo no puede leerse únicamente como un acto de barbarie criminal: es también una falla sistemática del Estado mexicano para proteger a quienes decidieron romper el pacto tácito con el crimen. En ese vacío entre promesas de seguridad y la capacidad real del poder para garantizarla, la propaganda encuentra terreno fértil para ocultar la corrupción, la impunidad y la colusión.

Los gobiernos de Morena, en estos últimos siete años, se han caracterizado por canjear narrativas por resultados. Pero una bala, en plena plaza pública, rompe la narrativa. Ahora el reto es si la cobertura mediática servirá para construir justicia o simplemente para rellenar la próxima campaña de propaganda.

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