Salvo los escasos empresarios de la mafia del poder, que ahora consienten el presidente López Obrador y sus disciplinados colaboradores, miles de emprendedores mexicanos sufren los embates del coronavirus, de los riesgos de cierre definitivo y de la ausencia de apoyos del gobierno para sostener la planta productiva y los empleos nacionales. Ni siquiera el millón cien mil empleos perdidos en seis meses han logrado mover el pasmo oficial y el desinterés que muestran los altos jefes de la cuarta transformación.

A nivel estatal, este problema fue tratado en el editorial titulado NACHÓN SIGUE EN EL PUENTE, MIENTRAS VERACRUZ EMPOBRECE, publicado el 3 de junio anterior.

En esa ocasión señalamos que “Cuitláhuac García y Enrique Nachón, gobernador y secretario de desarrollo económico, no visualizan el tamaño del problema que se le viene a los veracruzanos…La salida que crearon para justificar los cargos que ocupan en el gobierno, se tradujo en medidas realmente pobres, si consideramos que Veracruz es una de las entidades que más recibe recursos de la Federación.”  

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“En qué consistieron tales medidas de apoyo al sector empresarial: se propuso un Acuerdo por la reactivación económica y un fondo de 100 millones de pesos para pequeños préstamos a emprendedores…Representantes de cámaras empresariales señalaron oportunamente que ese programa es insuficiente y no incluye a varios sectores como el del turismo o el restaurantero.”

Allí se mencionó que con igual objetivo “La Ciudad de México dispuso 5,662 millones de pesos; Nuevo León, 2,000 millones; Guanajuato, 800; Sinaloa, 760; Jalisco, 450 y Tabasco, 320 millones de pesos.”

Pero los problemas parecen haberse agravado al paso de las semanas. En Xalapa todavía se recuerda una agresiva manifestación de supuestos anarquistas que causaron destrozos a locales comerciales, bancos e iglesias en el centro histórico, mientras observaban los policías estatales, debido a que, según se dijo, se les ordenó abstenerse de intervenir. También en la capital del estado y en varios municipios se han verificado cierres de negocios en diferentes ramos (hoteles, restaurantes, estéticas, bares, gimnasios, etc.), a causa de la contracción de la economía y las medidas de contención como el cierre de vialidades.  

Pero también los problemas se hacen más grandes debido a pésimas decisiones de funcionarios faltos de sensibilidad y que se exceden en sus facultades. La Procuraduría Estatal de Medio Ambiente, está convertida en la santa inquisición que llega a los negocios y empresas a cuestionarlos o multarlos por supuestas medidas ambientales. Los medios y las redes sociales han denunciado incansablemente estos abusos, sin que el gobernador despida al acusado.

Por orden superior, se supo del cierre de una empresa de grúas, cuyos propietarios (Grúas Díaz) manifiestan haber cumplido con todas las formalidades y requisitos legales desde hace muchos años. De este caso, los diez empleados que temen por la pérdida de sus puestos sospechan que la complicación surge por la aferrada negativa del dueño a elevar las tarifas, como las tienen otros competidores de reciente apertura, consentidos en las oficinas públicas.

También en esta semana se dio un caso de amenaza a la libre expresión. El periódico El Dictamen, que se edita en la ciudad de Veracruz, acusó, en voz de su directora editorial Bertha Ahued Malpica, amenazas provenientes del gobierno del estado, concretamente del secretario de gobierno Eric Cisneros, quien había sido mencionado este lunes en un editorial de ese medio porteño. Se cuenta que, tras esa molesta publicación periodística, la SEFIPLAN requirió por escrito la presencia de los propietarios a las áreas tributarias de esa dependencia. ¿Acaso alguna “rutinaria” revisión de papeles?

Igual circunstancia en contra de empresarios veracruzanos, se percibe en la dura calificación que recibieron en estos días los integrantes del grupo SOS que desde hace varios años vienen reclamando pagos pendientes de otras administraciones, y que fueron recibidos y atendidos de manera diferente desde el inicio del gobierno cuitlahuista. Ahora resulta que los poderosos funcionarios acusan que esos señores quisieron sorprender a las autoridades de SEFIPLAN. Se observa un tanto raro y maloliente ese desencuentro que no se vislumbró en ningún discurso previo. ¿Será problema de abuso de confianza o de pago de cuotas? 

Enrique Nachón no quiere saber nada de empresarios que se quejan, a él invítenlo a tomar café y fotografías para su página de Facebook. Y el gobernador ya concluyó este asunto con su reiterada argumentación de los pagos a periodistas que dejó de hacer su administración. Por los periodistas, hay tanto problema en Veracruz, insiste, afirmando que su gestión va como en tren ligero.

Desafortunadamente para Veracruz, el áspero divorcio que existe entre el gobierno de Cuitláhuac y los empresarios, dejará cuantiosas pérdidas al estado, a los trabajadores, a la sociedad, a las autoridades y a todos los involucrados. 

Difícil será para los cuitlahuistas reparar las solidaridades dañadas con empresarios y medios de comunicación. 

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