Con autocomplaciente libro en la mano y con la plenitud del poder decir que llegó a la mitad de su gestión con los compromisos presidenciales resueltos, Andrés Manuel López Obrador ha llenado de triunfalismo discursivo al escenario nacional y a gran parte de los altos mandos del obradorismo a lo largo y ancho de la república mexicana.

El accidente del Metro de hace 4 meses en la Ciudad de México, también está enseñando los errados estilos de la 4T que tratan de salvar las irresponsabilidades que en diversos tiempos cometieron Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, quienes parece que escribieron el dictamen final del accidente de la Línea 12. Según este peritaje de empresa noruega, todo está enfocándose a los pobres trabajadores de campo y a determinadas piezas y pernos mal colocados. Se nota que AMLO decidió proteger a sus prospectos para la sucesión que ya construye.

El Caso Zulma -la niña veracruzana de 12 años que tuvo que ampararse para tratar de que la vacunen contra el coronavirus- da la más alta muestra de irresponsabilidad oficial y de la borrachera de poder en el palacio nacional, que quiere sugerir que las 250 demandas de amparo gestionadas corresponden a manejos oscuros de farmacéuticas contra el gobierno. López Gatell cabalga feliz en caballo de hacienda, haciéndose el científico cumplidor sin comportarse como ninguna de esas dos cosas.

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En esta entidad federativa, el tema de la seguridad pública y la procuración de justicia andan por los suelos y los toletazos, como se comprobó ayer durante un escandaloso operativo policiaco para resolver una manifestación por un puente dañado por el huracán Grace, que impide la correcta y ágil circulación de vehículos en Xalapa.  La fuerza pública ataca a la población civil, pero es inoperante y hasta omisa ante las bandas delincuenciales que pululan en el estado y que llenan de crímenes a la sociedad inerme.

Precisamente en la capital del estado y durante las guardias de honor a los héroes patrios en el Parque de Los Berros, los señores secretarios de despacho del gabinete cuitlahuista han hecho gala de palabrería insulsa, ineficiencia e ignorancia.

Enrique Nachón el secretario de desarrollo económico, se quejó de que los empresarios a quienes se apoyó con préstamos de 10 mil pesos por la contingencia epidémica del coronavirus, no han terminado de pagar esos apoyos, aprobados en su momento para liquidarse en plazos. Nachón, quien ve los toros desde la barrera del piso 13 de su torre de cristal, no ve que la pandemia va en su tercera ola y que tales empresarios deudores son supervivientes que tratan de salvar con muchos esfuerzos sus negocios porque la economía nacional anda por los suelos y las ventas no recuperan los niveles prepandemia.  Quizá por eso desde el palacio de gobierno se esté desalentando que los periodistas vayan a preguntar asuntos delicados que obligue a respuestas irreflexivas.

Guillermo Fernández es otro de esos funcionarios que no funcionan y que suelen emborracharse en el efímero poder que les concedieron graciosamente. Ahí frente al monumento de Miguel Hidalgo, el enceguecido secretario de la SEDESOL expresó orgulloso que en Veracruz hay menos pobres. Una verdadera falacia cuando se analizan fríamente los datos recientes del CONEVAL que él alude con sorprendente desconocimiento. Y que vaya a cualquier colonia en cualquier municipio a preguntarle a las familias humildes cómo le hacen para llegar a fin de mes.

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Funcionarios estatales o federales, alcaldes, gobernadores y hasta el ejecutivo federal, queriendo vender discursos corrientes y con la mentira como estilo principal de gobierno. Quizá piensen que es el septiembre patrio que hace que la gente olvide penurias y rollos patrioteros. Nadie olvida las interminables borracheras de poder que estos señores acostumbran para celebrar a la Patria.

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